Todo comenzó hace ocho años y medio después de que Joshua vio un simple anuncio en Craigslist para el mejor perro del mundo, sin saber que Lucy demostraría que eso era verdad.
Su perro, Samson, había fallecido en un trágico accidente, y sabía que la única manera de aliviar el dolor que sentía en el corazón lo mejor que pudo era dando un hogar amoroso a otro perro.
“Pues, ya he tenido el mejor perro del mundo,” Joshua pensó. “Quizás este es el segundo mejor.”
Cuando se fue para conocer a esta labrador negra tímida llamada Lucy, sus dueños anteriores dijeron que no le gustaban mucho los hombres; por eso las dos últimas familias interesadas en adoptarla no la llevaron a casa. Y con Lucy siendo tres veces el tamaño de Samson, Joshua no estaba seguro si podía mantenerla.
Pero Lucy lo eligió inmediatamente. No desperdició ni un segundo corriendo y saltando en su regazo a primera vista. Y Joshua supo en ese momento que tenía que dar una oportunidad a esta amistad instantánea.
“Estaba muy bendecido de haberla encontrado,” dice. “La lleve a casa e inmediatamente me enamoré de ella.”
Y ahora aquí están, ocho años y medio después, pasando cada segundo juntos desde que Lucy fue registrada como su perra de apoyo emocional. Van en autobús juntos, van a restaurantes juntos y compran alimentos juntos, nunca saliendo el lado del otro.
Pero como todos nosotros, Joshua tiene unos malos días también. Los días donde no se puede levantar de la cama. Donde no quiere tener que aguantar las emociones. O donde sólo necesita un abrazo y para otra persona decirle que todo va a estar bien.
Para él, esa persona es Lucy. Ella sabe cuando su salud mental no es la mejor y gemirá insistentemente a él hasta que se siente para acurrucarse, acostándose encima de su pecho hasta que su estado de ánimo cambie.
“Cuando estoy solo, está allí. Cuando estoy contento, está allí. Cuando estoy triste, está allí,” dice. “Ella es mi mundo. Sin ella, sería un ser humano muy, muy roto. Muy roto.”
Pero cuando conocimos a Joshua y Lucy por primera vez, había más en la historia que no sabíamos.
Aunque Lucy fue registrada como su perra de apoyo emocional, no estaba al día con las vacunas. Por eso muchos lugares los rechazaron cuando necesitaban encontrar un lugar para vivir. Pero sólo tenía $15 para vacunar a Lucy en ese momento.
“Y no iba a ir sin mi perra,” dice.
Cuando podemos mantener una mascota con su familia, las finanzas no nos importan mucho. Entonces Marlan, nuestro ex director de participación comunitaria, les dio un paquete completo de vacunas, comida para perros y galletitas sin importar la cantidad de dinero que tenía en su bolsillo. Les daríamos cualquier cosa que necesitaban para mantenerlos juntos.
Su familia trató de convencerlo de mudarse a su ciudad natal de Springfield, pero no hay recursos como nosotros allí. Y sin nuestra asistencia, Joshua nos admitió que no sería capaz de mantener a Lucy en su vida y por eso eligió seguir viviendo en KC.
“De menudo, cuando pienso en [PRCKC] lloro,” dice. “Lloro porque estoy verdaderamente muy, muy agradecido por todo lo que [PRCKC] ha hecho por mi y mi perra.”
La asistencia que les proporcionamos en 2016 fue la primera de muchas. Joshua ha sido un miembro de nuestro programa de asistencia alimentaria desde que nos conocimos, y también les ayudamos con vacunas anuales y otros recursos que necesitan. Hay veces donde puede pagar, hay veces donde no puede. Y eso está completamente bien; por eso existimos.
La verdad es que cada persona merece tener el mejor perro del mundo a su lado, sin importar su situación actual. Y no vamos a parar lo que estamos haciendo porque merecen tener el próximo mejor perro del mundo a su lado después de eso y etcétera y etcétera.
Igual que Joshua y Lucy.
“Todos me dicen, “Tienes la mejor perra del mundo.’ Y no puedo decir que no.”